jueves, 3 de noviembre de 2011

El tropezón que se logra superar


Muchas veces hemos escuchado los conceptos de bienestar psicólogico y emocional y los hemos usado en nuestro vocabulario cotidiano, sin embargo ¿Sabemos verdaderamente en que consisten estas palabras? ¿Sabemos que tan importantes son en realidad y la vitalidad que tienen en nuestro humor? ¿Qué tan congruentes son el bienestar emocional y el corporal? ¿Qué es una verdadera vida sana?

La salud mental es un conocimiento tan nato como desconocido, que erróneamente asociamos con estar felices y sentirnos bien en el momento, en corto plazo, pero estamos olvidando una parte importante del todo: la felicidad a largo plazo, el cómo nos sentiremos después y no necesariamente el cómo nos sentimos ahora, puesto que vale hacer hincapié que la salud mental no sólo se define como la ausencia de un trastorno mental, sino que un estado de bienestar en el que el individuo es capaz de continuar normalmente las situaciones de su vida sin mayores complicaciones.

Considero que es importante destacar los conceptos autoestima y sencillez para poder entender de una mejor manera lo que es realmente estar bien, ya que si uno de estos falta, será imposible lograr el equilibrio entre la plenitud y la desgracia, ya que inevitablemente ambas estarán presentes a lo largo de nuestra vida y es importan que exista un término medio entre ellas.

Hoy en día el autoestima es un término muy manoseado pues se interpreta con el echo de si estamos o no conformes con nuestro cuerpo y si nos consideramos o no apuestos. Sin embargo, muy lejos del significado verdadero, una persona con un buena autoestima no es quién se considere bella o no, sino que es una persona que crea en sus capacidades, que afiance su personalidad, que confíe en si misma al momento de superar un conflicto y sea más independiente con ello. Pues cómo verán, la aceptación corporal es sólo un efecto colateral a la verdadera autoestima y no es el significado que solemos asociarle equívocamente. Quise destacar este término ya que es una parte importante que contribuye con lo que a salud emocional se refiere, y que tiene mucha afinidad con el exterior porque desde un comienzo nos desarrollamos en un ambiente que será el que determinará que tanto valor le asignaremos a nuestras acciones

y pensamientos. En el caso de una baja moral estamos propensos a que nos cueste más superar situaciones y conflictos y que al lograrlo quedemos con un daño no menor que le seguirá dando importancia a lo que sea nos haya tocado vivir. Por eso es importante evitar caer en la generalización (a partir de un echo específico determinar una regla universal para las situaciones en nuestras vidas) y en la comparación con los demás ya que al ser todos diferentes no tiene sentido compararnos con alguien más cuando debemos centrarnos en nuestros propios logros. Es importante también aceptarnos a nosotros mismos con defectos y virtudes y no estar en una constante lucha entre lo que soy y lo que me gustaría ser, ya que no seremos mejores descalificándonos, sino que seremos mejores aceptándonos y esforzarnos para mejorar en lo que fallamos y mantenernos en lo que triunfamos.

Con lo que a sencillez se refiere, una persona sencilla es quien se adapta a una situación sin necesidad de sentirse superior o inferior a otra, y no tiene nada que ver con pocas cosas y con falta de bienes como es común que se crea. La verdadera sencillez viene de adentro y comienza en uno mismo, valorando lo que tenemos y no lo que nos falta. Olvidando la necesidad, lo que nos gustaría cambiar y mejorar, porque si dejamos que suceda caeremos en el juego de olvidar las cosas buenas y mágicas que están presentes en nosotros y las dejaremos en segundo plano por querer ir a buscar más o por querer hacerlas mejores. Si bien no somos sencillos, aunque sea en una medida sutil, seremos infelices como personas que viven de sus carencias y no disfrutan sus vivencias.

Confiar en nosotros mismos, creer en nuestras capacidades, querer lo que tenemos, no ambicionar excesivamente y aceptar también a los demás son algunas de las claves para poder superar situaciones difíciles y para facilitar y alegrar la forma de ver la vida.

Es importante mencionar a la vez que no sólo nosotros como personas al lograr enriquecer estos aspectos de nuestra vida nos sentiremos más plenos y confiados, sino que nuestro cuerpo lo agradecerá también al sentirse vivo y sano cuando lloremos y cuando riamos.

El llorar, tan mal visto socialmente como signo de debilidad es un gran método para eliminar el estrés y disminuir la aparición de enfermedades psicológicas cómo la depresión. La acción del llanto lleva a activar neurotransmisores que aplacan una situación de estrés, produciendo un estado de relajación, llevando al sistema de nuevo a un equilibrio y descargando tensiones. La risa, esa cotidiana sensación tan simple y común, tiene el beneficio que libera hormonas llamadas endorfinas que aplacan el temor, la angustia y la ira, contribuyendo a un cambio de actitud mental que favorece la disminución de enfermedades aportando una sensación de felicidad, disminuye el estrés, incrementa la producción de anticuerpos y además neurológicamente está preparada para ser contagiosa. ¿Qué esperamos para repartir por el mundo carcajadas sanadoras?

Una vida sana no es reír todo el día, no es vivir en mundo de colores y arco iris, no es creer que todo es fácil y que es simple. Una vida sana es llorar para reír, es sufrir para disfrutar, es perder para triunfar, no es no caerse, sino que es caerse y volverse a levantar.

Una vida sana es el tropezón que se logra superar…

No hay comentarios:

Publicar un comentario